lunes, 18 de junio de 2012

Historia de la Indumentaria

Historia de la Indumentaria



La necesidad de vestirse surge en el hombre de las cavernas, para combatir las inclemencias del tiempo, y para ello cazó animales y se abrigó con sus cueros o pieles.
Los hombres y las mujeres cubrían el cuerpo con pieles a manera de taparrabos, que sujetaban con tiras de cuero crudo; se adornaban con collares hechos con las uñas y los dientes de los animales que cazaban para su sustento, así como también de caracolillos, que enhebraban en finas tiras de cuero.

Las explicaciones religiosas hablan del pudor como una causal de la necesidad de vestirse.

Con el transcurso del tiempo, la ropa comienza a asociarse a la ubicación en la sociedad, dependiendo estos ropajes, de la modestia personal, la ostentación o el lujo, las posibilidades económicas, las actividades laborales, etc.

Las modas son cambiantes, pero cada vez más se busca la comodidad y la simplicidad, aunque en la historia de la indumentaria se han usado mantos, jubones, casacas, túnicas, uniformes, monos, trajes, vestidos de cola, taparrabos, etc. según la cultura y las costumbres de cada región y época.

Además de las ropas realizadas con pieles y cueros, que siguen usándose, la ropa comenzó a ser realizada por telas fabricadas en telar.

Se estima que el telar existe desde hace unos siete mil años. En la Edad Media comienzan a realizarse tejidos de punto y mallas.

Los elementos usados en la fabricación de telas fueron hasta el siglo XIX, los que brindaba la naturaleza: algodón, lana, seda. En las últimas décadas aparecen las fibras sintéticas, que se usaron masivamente en la producción de telas, y más aún, ya se ha reducido el mercado de géneros pues las prendas se compran ya realizadas, cuando se produce la gran producción industrial, aunque hay todavía un porcentaje de hechura a mano.

Para llegar a la vestimenta, se fueron produciendo los siguientes pasos: fabricación y preparación del hilo en husos, tisaje, baño de apresto, armado de conos, enrollado o bobinado,  tejido, teñido, estampado, hechura del género, confección de la prenda. En algunas texturas se realiza baños en ebullición, blanqueados, procesos para que no encojan, o antiarrugas.


Evolución de la vestimenta
En la senda de diferenciar los sexos mediante el vestuario, ha existido a lo largo de la historia la voluntad de introducir una jerarquía en base a las prendas. Las mujeres usaban solo faldas (símbolo de sumisión) y los hombres solo pantalones (de dominación). O, la moda femenina era creada para trabar e incomodar los movimientos (faldas ajustadas o llenas de capas); mientras los hombres gozaban de la comodidad del pantalón.

En ese contexto, una historia de ambas prendas es también la historia de mujeres y hombres. Partamos con la falda. Su nombre proviene del germánico faldan que significa doblar o plegar. En sus inicios era un paño doblado y amarrado a la cintura. Era valorada en un plano estético, y también erótico. Su apertura daba espacio a la imaginación masculina. A fines del siglo XIX, varios eventos la cuestionaron. Mujeres feministas como Hubertine Auclert –primera “suffragette” francesa– defendieron su uso más corto. El famoso incendio del Bazar de la Charité, en 1897, donde murieron 129 personas, entre ellas, 110 mujeres de la alta sociedad, dejó huellas. Los hombres pudieron huir más rápido por la comodidad de los pantalones.

Sin embargo, el miedo a la diferencia de género obstaculizó la evolución de la falda. Algunos diseñadores, como Paul Poiret, por ejemplo, presentaron una falda más ajustada a las piernas, pero que dificultaba el caminar de la mujer. Recién en los ‘20 se acorta lo suficiente como para mostrar la rodilla. Esta mujer masculinizada –el llamado estilo garçonne–, se consideraba decadente. Tanto así que Christian Dior, en los ‘50, propuso re-feminizar a la mujer.

Entonces, cuando la minifalda apareció, en los ’60, con la diseñadora Mary Quant, lo que provocó fue una sensación de liberación para las mujeres jóvenes. Parece que en la historia de la moda, siempre ha sido más fácil descubrirse el pecho que las piernas.

Acá entra el pantalón. La llegada de la minifalda fue acompañada por el triunfo definitivo del uso del pantalón para la mujer. Básicamente, las mujeres se pudieron vestir con lo que deseaban: falda o pantalón.




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