jueves, 21 de junio de 2012

Ensayo Diseño y Creatividad



Moda vs. Estilo 



Algo muy común es la confusión entre los términos moda y estilo, usándose uno, cuando en realidad se
quiere hablar de lo otro.

 En el diccionario de sinónimos dice: moda: uso, modo, boga, modalidad, costumbre, usanza, práctica, novedad, actualidad, conducta, manía, hábito, estilo, rutina, manera, forma, boceto, modelo primero, talles corte costura etc.
El esfuerzo por seguir "los cambios de la moda", en todos los niveles sociales, culturales o económicos indica su impacto en el comportamiento humano.
Estar fuera de la moda es estar fuera del mundo (Jarnow and Dickerson).

MODA
Producto de moda, es todo aquel que se torna muy popular y es buscado por un sector de la sociedad o por toda ella, durante un período largo o corto, en un lugar. Es todo producto establecido y adoptado, que prevalece sobre los otros de la misma especie, en las preferencias y decisión de compra de los consumidores.
Moda es "nada más y nada menos, que el estilo que prevalece en un tiempo determinado"

ESTILO.
Estilo es asociación de producto con una idea estética - sociocultural. Y es tener características que lo diferencien de otros. Clásico, juvenil, ropa larga o corta, entallado u holgado. Los blazers, aún teniendo diferencias entre sí, tienen características comunes, que los diferencian de los safaris. Cada una de estas dos prendas, marca un estilo. Un estilo es hacer una reverencia al saludar, y otro es estrechar las manos. La eterna ropa de denim (jean), es diferente de la ropa de seda, y ambas lo son de la ropa de casimir. Un auto puede ser convertible o utilitario.
 El impresionismo, el art nouveau y el pop, son distintos estilos en el arte. La construccion de viviendas es victoriana, normanda o moderna, y en el diseño de interiores también se maneja el concepto de los estilos.

A veces, en la industria de la indumentaria, un estilo se vuelve "popular", y despierta el deseo de poseerlo. Ese fenómeno convierte un estilo en MODA. Muchas firmas y diseñadores lo aprovechan, lo interpretan, lo copian, le dan un toque personal, basados en ese estilo, y así se construye una telaraña leve y poderosa.
La relación existente entre las variables moda y estilo, es una relación unilateral, y no bilateral. La moda se basa en un estilo. El estilo no se basa en una moda. Solamente cuando logra aceptación de gran cantidad de público, el estilo se convierte en moda.
Cuando sucede la explosión se los ve en todos los rincones, en vidrieras, en personas, en paquetes de regalo....
Hasta que finalmente... se los ve en las liquidaciones: Dejaron de ser una moda, sin embargo, no dejan de ser un estilo. Este último tiene permanencia. La moda pasa.
Muchísimos estilos vuelven repetidamente: Estuvieron de moda, dejaron de estarlo, para reaparecer cíclicamente: las hombreras, el folk, el color rosa.

La constante en la moda es el cambio
No entender el cambio es como quedarse mirando una foto fija de una película: No habla de lo que pasó, ni de lo que va a pasar.
La moda en tanto símbolo de la realidad, cambia.

Diseño Editorial Revistas de Moda

¿Qué es el diseño editorial?

Es una de las ramas mas complejas del diseño gráfico, por la gran variedad de factores que se debe tener en cuenta, tanto en su diseño y diagramación como en su producción e impresión. Se deben poseer muchos conocimientos editoriales, tipográficos y morfológicos, para que la tapa tenga el impacto que debe tener, para que las notas sean agradables de leer y no aburran, para que los títulos, copetes, y destacados sean originales, para que el texto sea legible. Además de tener un fluído conocimiento de programas como Quark o Indesign. Se deben tener en cuenta los elementos variables y fijos que le darán la identidad, la grilla, el logo, la paleta de colores, las tipografías, el uso de imágenes, y demás cuestiones que las pueden resolver un diseñador gráfico profesional.
 
 El creciente éxito de las revistas de moda y belleza y la mujer contemporánea



 La cantidad de revistas de moda y belleza a la venta ha aumentado en el último lustro a la vez que su difusión prácticamente se ha doblado.Si bien la audiencia femenina consume más que antes todos los medios de masas (a excepción de la TV), la atención que presta específicamente a las revistas de alta gama merece
especial atención, dado que este segmento mediático basa su discurso en insistir en la diferencia de género entre hombres y mujeres; sus artículos, sus fotografías y los anuncios que los acompañan contribuyen a definir socialmente qué se considera propio o típico de la vida de una mujer, sobre todo en lo que a estándares de belleza y de moda se refiere. Sus páginas suelen reflejar lo que la cultura considera característico del universo femenino, a la vez que ofrecen a la audiencia cobertura de los temas que suponen le interesan; su elección de asuntos y de imágenes sugiere a la lectora las expectativas que se tienen de ella por el hecho de ser mujer y también qué se entiende por feminidad. Además, la concentración en la belleza y en la moda, temas a los que se dedican la mayoría de las páginas, refleja la insistencia en continuar asociando a una mujer con el atractivo físico más que con otros aspectos. 

 Tradicionalmente se han considerado revistas “femeninas” aquellas que tratan del conglomerado de temas que la sociedad considera de interés o apropiados para las mujeres. La costumbre ha sido etiquetar como publicaciones periódicas “para mujeres” las de moda y belleza, las “femeninas” y las del corazón.

 Al primer grupo pertenecen las de alta gama, objeto de este estudio: en la actualidad, Glamour, Elle, Cosmopolitan España, Telva,Woman, Vogue España, Marie Claire, Única e InStyle (por orden de difusión); al segundo, aquellas que, además de tratar belleza y moda prestan mayor atención a otros temas considerados de interés para ellas, como el hogar, la familia, la cocina, la decoración o las relaciones de pareja (por ejemplo, AR La revista de Ana Rosa, Mía, Nuevo Vale, Bulevar 21,Clara, etc.; la exitosa prensa rosa compone el tercer grupo, con Pronto, Hola, Diez Minutos,Semana, Lecturas, Que me dices, Cuore, Sorpresa, etc.
Estos tres tipos de revistas de consumo (junto con las de decoración) tienen a la audiencia femenina como destinataria preferente y abarcan más de la mitad de las ventas del sector. La mayoría de los compradores
de revistas son mujeres y el interés que demuestran por estos medios los ha convertido en laspublicaciones periódicas en cuadernos con mayor inversión publicitaria. Como consecuencia,el segmento de revistas de moda y belleza está experimentando considerable dinamismo y expansión en los últimos años.



 Conclusión
Las ventas de las revistas de alta gama han aumentado notablemente en el último lustro, cuando además ha incrementado el número de cabeceras a la venta. Se trata de publicaciones centradas en reflejar detalladamente las tendencias en ropa y en aconsejar sobre cómo aparecer más bella. Tanto sus artículos de contenido como la publicidad que los acompañan presentan un homogéneo universo de glamour,conformado principalmente por reportajes sobre moda, productos de belleza, pareja, famosos, decoración, viajes, cocina y, en menor medida, familia, asuntos tradicionalmente considerados interesantes para una mujer y
definidores de feminidad. Esta limitada selección de temas no resulta impedimento para que la mujer contemporánea, la cual goza de mayor independencia económica y de una situación en general más moderna y liberada que la de sus predecesoras, se sienta atraída por estos medios, ya que diseminan información por la que se muestra muy interesada.
El tema de la belleza se ha convertido en una poderosa ideología en la sociedad contemporánea y la lectora parece estar haciendo uso de estas revistas para aprender cómo estar a la altura de las nuevas expectativas, ahora que, además, su mayor poder adquisitivo le permite darse gusto en este sentido. A los roles convencionalmente asociados con una mujer (esposa, ama de casa y madre), en el presente se suma el de trabajadora fuera del hogar, de la cual se espera, por añadidura, que se mantenga hermosa, delgada y joven durante el mayor tiempo posible… Ante la influencia social, el aumento de la expectativa de vida, la mayor
probabilidad de divorcio, el prolongamiento de la soltería hasta una edad más avanzada, el menor número medio de hijos por mujer en edad fértil… las revistas de moda y belleza y su insistencia en informar sobre cómo mantenerse de buen ver se vuelven más populares que el cóctel de asuntos típicos de las publicaciones “femeninas” anteriormente mencionadas. Al fin y al cabo, los medios de alta gama continúan mitificando una idea con la que sus lectoras están familiarizadas desde siempre, la de una feminidad basada en un físico bello y de moda. En lugar de optar por presentar una idea de mujer más compleja o por fomentar igualmente otro
tipo de intereses, estas revistas prefieren contribuir considerablemente al ideal de atractivo físico femenino; persisten en considerar sinónimos belleza física y éxito personal y en asociar un buen estatus, condición tan deseada por una generación de mujeres pionera en el trabajo fuera de casa, con el consumo.

martes, 19 de junio de 2012

yo en el mundo social

Monterrey NL

Universidad Alfonso Reyes

Diseño de Modas



Psicología Social
Lic.Karla Cruz Rdz


Yo en el Mundo Social



Bertha Beatriz Salas Galaviz
Matricula: F-2453
4° Tetra

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Monterrey NL
universidad_monterrey                 Yo en el mundo Social

Autoconcepto:
 ¿Quién soy?
Autoconcepto son las respuestas que una persona da a la pregunta ¿Quién soy?. Además, nuestro autoconcepto también incluye los posibles yo, las imágenes de lo que deseamos o tememos ser en el futuro, que nos motivan con metas específicas.
Los esquemas de sí mismo son las creencias que tenemos sobre nosotros mismos, cómo nos percibimos. Estos esquemas nos ayudan a procesar la información social que recibimos, a través del efecto de referencia de sí mismo; es decir, si la información que nos dan sobre otra/s persona/s esta relacionada con nuestros autoconceptos, la procesamos más rápidamente y la recordamos mejor. Esto es así porque nuestra percepción del yo es el centro de nuestro mundo.
La autoestima es la autoevaluación general de una persona, o la sensación de su propia valía. Las personas que se valoran bien a sí mismas tienden a aceptar mejor su apariencia, capacidades, etc. (sus autoconceptos), porque la autoestima afecta a la percepción específica del yo. Nos hace creer que somos valiosos

Desarrollo del yo social
Nuestro autoconcepto está determinado tanto por influencias genéticas como por la experiencia social:
Roles: al asumir un rol, al principio somos conscientes de estar “representando un papel”, pero gradualmente deja de ser una representación y pasa a formar parte de nuestra percepción del yo (lo interiorizamos).
Comparación social: nuestro autoconcepto, además de nuestra identidad personal, también contiene nuestra identidad social, es decir, nuestro autoconcepto en relación a los grupos a los que pertenecemos, la autoevaluación en comparación con los demás. Nuestra identidad social es más consciente cuanto menor es el grupo.
Experiencias de éxito y fracaso: el autoconcepto también es “alimentado” por la experiencia diaria. El éxito estimula la autoestima, hace que uno sienta que es valioso.
El juicio de los demás: Cuando los demás tienen una buena opinión de nosotros, nos “ayudan” a tener un mejor autoconcepto. Utilizamos a los demás como espejo para percibirnos a nosotros mismos -yo especular-. (Cooley). Aunque no es tan importante lo que piensen de nosotros, sino lo que nosotros percibimos que piensan. (Herber).

Percepción del autocontrol.
La percepción del autocontrol es importante, porque nuestro autoconcepto tiene influencia sobre nuestro comportamiento, que puede ser autocontrolado o no.

Autoeficacia: es la sensación de que uno es competente y efectivo (autoestima= valioso, autoeficacia=eficaz). En la vida diaria la autoeficacia nos induce a ponernos metas que suponen retos y a persistir cuando hay dificultades; un esfuerzo, si además es persistente, alcanza un logro; con el logro aumentamos nuestra confianza en nosotros mismos; con ello aumentan nuestra autoestima y autoconfianza.

Locus de control: es el grado al que las personas perciben sus logros, ya sean conseguidos por los propios esfuerzos, o por el azar y fuerzas externas. Podemos distinguir dos posturas: el locus externo de control se da en personas que creen que el azar o las fuerzas externas manejan su vida; en contra, el locus interno de control es propio de aquellas personas que creen que tienen el control de su propio destino.

La predisposición al servicio del yo.
Por regla general, la gente tiende a pensar que la mayoría de nosotros sufre de baja autoestima; sin embargo, la mayoría tenemos una buena reputación ante nosotros mismos. Esto es debido a la predisposición al servicio del yo, es decir, la tendencia a percibirse a uno mismo favorablemente. Solemos atribuir nuestros éxitos al esfuerzo personal, a las propias habilidades, mientras que el fracaso se atribuye a factores externos no controlables. Sobre todo en situaciones de suerte o destreza; si ganas, es por tu habilidad, pero si pierdes es por mala suerte.

Falso consenso y falsa singularidad.
El efecto del falso consenso se da cuando, en asuntos de opinión, pensamos que los demás van a tener los mismos puntos de vista que nosotros; creemos que los demás piensan y actúan como nosotros, generalizamos a partir de una muestra limitada de la que nosotros mismos somos parte muy destacada. Y tenemos una mayor tendencia a relacionarnos con personas que comparten nuestras actitudes y puntos de vista, y luego juzgamos el mundo desde esas opiniones.
Pero en asuntos de habilidad, se da el efecto de falsa singularidad, es decir, consideramos que una habilidad propia o un comportamiento deseable o exitoso que nosotros realicemos, es poco frecuente. Ello nos hace mejorar nuestra autoimagen.
Resumiendo, que vemos nuestros defectos como normales, o generales, y las virtudes como más infrecuentes de lo que ambos son en realidad.

Motivación de la autoestima
Esta autopercepción favorable puede deberse a la predisposición al servicio del yo, pero también porque si nuestra autoestima se va amenazada, nos “defendemos” restándoles méritos a los demás y exagerando nuestra propia valía. Y como las relaciones nos conducen a la supervivencia y la prosperidad, si percibimos una amenaza de rechazo social, nuestra autoestima nos motiva a actuar con mayor sensibilidad hacia las expectativas de los demás.

Autorrepresentación.
No sólo queremos autopercibirnos favorablemente, sino también que los demás nos perciban así.

Falsa modestia.
Las personas, en ocasiones, presentan a los demás un yo diferente al que sienten, pero no por falso orgullo, sino por falsa modestia. Ello se hace para conseguir un beneficio propio, un halago por parte del grupo; o para reducir los efectos de un posible fracaso (elogio de futuros competidores); o para dar crédito a otros públicamente... mientras que en privado se dan crédito a sí mismos.

Autolimitación.
A veces saboteamos nuestras propias posibilidades de éxito, creando impedimentos que los hagan menos probable, pero no por sentimientos autodestructivos, sino como autoprotección. La autolimitación es una forma de proteger la autoimagen con algún comportamiento que nos proporciona excusas fáciles para un fracaso posterior. Es decir, nos autolimitamos por temor al fracaso, y así podemos justificar dicho fracaso culpando a alguna causa temporal o externa.

El manejo de la impresión que causamos.
La predisposición al servicio del yo, la falsa modestia y la autolimitación demuestran la importancia que le damos a nuestra imagen. Somos animales sociales que actuamos para una audiencia.
La autorrepresentación es la tendencia a comportarnos de una determinada manera para crear una impresión favorable a los demás (audiencia externa) así como a nosotros mismos (audiencia interna). Se trata de un automonitoreo, es decir, modificar la propia conducta para crear la impresión deseada, actuando como camaleones sociales, adaptando el comportamiento en respuesta a las situaciones externas.
Las personas con altos niveles de automonitoreo son estos camaleones sociales; a las personas con bajo nivel de automonitoreo les importa menos lo que otros piensen.


lunes, 18 de junio de 2012

Historia de la Indumentaria

Historia de la Indumentaria



La necesidad de vestirse surge en el hombre de las cavernas, para combatir las inclemencias del tiempo, y para ello cazó animales y se abrigó con sus cueros o pieles.
Los hombres y las mujeres cubrían el cuerpo con pieles a manera de taparrabos, que sujetaban con tiras de cuero crudo; se adornaban con collares hechos con las uñas y los dientes de los animales que cazaban para su sustento, así como también de caracolillos, que enhebraban en finas tiras de cuero.

Las explicaciones religiosas hablan del pudor como una causal de la necesidad de vestirse.

Con el transcurso del tiempo, la ropa comienza a asociarse a la ubicación en la sociedad, dependiendo estos ropajes, de la modestia personal, la ostentación o el lujo, las posibilidades económicas, las actividades laborales, etc.

Las modas son cambiantes, pero cada vez más se busca la comodidad y la simplicidad, aunque en la historia de la indumentaria se han usado mantos, jubones, casacas, túnicas, uniformes, monos, trajes, vestidos de cola, taparrabos, etc. según la cultura y las costumbres de cada región y época.

Además de las ropas realizadas con pieles y cueros, que siguen usándose, la ropa comenzó a ser realizada por telas fabricadas en telar.

Se estima que el telar existe desde hace unos siete mil años. En la Edad Media comienzan a realizarse tejidos de punto y mallas.

Los elementos usados en la fabricación de telas fueron hasta el siglo XIX, los que brindaba la naturaleza: algodón, lana, seda. En las últimas décadas aparecen las fibras sintéticas, que se usaron masivamente en la producción de telas, y más aún, ya se ha reducido el mercado de géneros pues las prendas se compran ya realizadas, cuando se produce la gran producción industrial, aunque hay todavía un porcentaje de hechura a mano.

Para llegar a la vestimenta, se fueron produciendo los siguientes pasos: fabricación y preparación del hilo en husos, tisaje, baño de apresto, armado de conos, enrollado o bobinado,  tejido, teñido, estampado, hechura del género, confección de la prenda. En algunas texturas se realiza baños en ebullición, blanqueados, procesos para que no encojan, o antiarrugas.


Evolución de la vestimenta
En la senda de diferenciar los sexos mediante el vestuario, ha existido a lo largo de la historia la voluntad de introducir una jerarquía en base a las prendas. Las mujeres usaban solo faldas (símbolo de sumisión) y los hombres solo pantalones (de dominación). O, la moda femenina era creada para trabar e incomodar los movimientos (faldas ajustadas o llenas de capas); mientras los hombres gozaban de la comodidad del pantalón.

En ese contexto, una historia de ambas prendas es también la historia de mujeres y hombres. Partamos con la falda. Su nombre proviene del germánico faldan que significa doblar o plegar. En sus inicios era un paño doblado y amarrado a la cintura. Era valorada en un plano estético, y también erótico. Su apertura daba espacio a la imaginación masculina. A fines del siglo XIX, varios eventos la cuestionaron. Mujeres feministas como Hubertine Auclert –primera “suffragette” francesa– defendieron su uso más corto. El famoso incendio del Bazar de la Charité, en 1897, donde murieron 129 personas, entre ellas, 110 mujeres de la alta sociedad, dejó huellas. Los hombres pudieron huir más rápido por la comodidad de los pantalones.

Sin embargo, el miedo a la diferencia de género obstaculizó la evolución de la falda. Algunos diseñadores, como Paul Poiret, por ejemplo, presentaron una falda más ajustada a las piernas, pero que dificultaba el caminar de la mujer. Recién en los ‘20 se acorta lo suficiente como para mostrar la rodilla. Esta mujer masculinizada –el llamado estilo garçonne–, se consideraba decadente. Tanto así que Christian Dior, en los ‘50, propuso re-feminizar a la mujer.

Entonces, cuando la minifalda apareció, en los ’60, con la diseñadora Mary Quant, lo que provocó fue una sensación de liberación para las mujeres jóvenes. Parece que en la historia de la moda, siempre ha sido más fácil descubrirse el pecho que las piernas.

Acá entra el pantalón. La llegada de la minifalda fue acompañada por el triunfo definitivo del uso del pantalón para la mujer. Básicamente, las mujeres se pudieron vestir con lo que deseaban: falda o pantalón.